En medio del trajín de nuestras múltiples actividades navideñas, concretamente el día 10 de diciembre, se produjo un hecho que no queremos pasar por alto, (aunque sea con un mes de retraso): la entrega del Premio Nobel de la Paz a Malala Yousafzai, estudiante y bloguera pakistaní, que a sus dieciesiete años se ha convertido en la persona más joven galardonada con ese importantísimo premio.
Malala es conocida por su activismo a favor de los derechos civiles, especialmente los derechos de las mujeres. A los trece años se hizo popular escribiendo un blog en el que explicaba como era la vida bajo el régimen político de los talibanes, que prohibieron que las niñas recibieran educación y asistieran a la escuela. Como consecuencia de todo esto en 2012 sufrió heridas muy graves en un atentado cuando volvía a su casa en el autobús junto con otras dos compañeras.
Malala se ha curado y ha podido regresar a la escuela y seguir estudiando, pero en Inglaterra, pues en su país, Pakistán, corre el riesgo de volver a sufrir otro atentado. A pesar de todo lo que ha le ha ocurrido, ella sigue defendiendo el derecho universal de las niñas a la educación.
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