LEJOS DE CASA (2ª Parte del juego)


Hoy hemos tenido la segunda parte de la vida e historia de Don Bosco. Una voz nos ha sorprendido desde la ventana del despacho de Isabel, ¿quién sería? Corriendo raudos y veloces hemos emprendido la carrera y hemos escuchado atentamente..."ejemmmm"... bueno, más o menos, porque algunos "pezqueñines" han aprovechado para jugar. ¡Qué nadie se despiste porque mañana continuamos con el GRAN CONCURSOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!
¡MUCHA SUERTE PARA TODOS Y CONTINUAD CON ALEGRÍA Y ESFUERZO!

¡VIVA DON BOSCO!


“LEJOS DE CASA”
A los muchachos que viven como Juan, en pequeños caseríos en el campo, no les es fácil ir a la escuela. Él tiene 9 años cuando empieza la primera clase elemental. Al año siguiente pasa también la segunda. Pero cuando debe empezar la tercera, encuentra la oposición de su hermano Antonio, el mayor.

Un día Juan estaba leyendo un libro que puso sobre la mesa. Esto fastidia a su hermano y, poco después estalla el conflicto. Antonio se lanza sobre Juan y la emprende a bofetadas. Mamá Margarita está preocupada, teme que antes o después la pelea sea más seria y pueda sucederle algo al pequeño Juan. De modo que una mañana le da a Juan una mochila con dos camisas, dos libros y una pieza de pan.

- “Es mejor que te vayas de casa. Vete a la granja de los Moglia y pide que te admitan de ayudante” le dice, con el corazón lleno de tristeza. Juan sólo tiene 12 años.

Juan anda por los caminos, de granja en granja, primero va a ver a los vecinos y siempre obtiene la misma negativa:

- “Mi pobre Juan, si hubieras venido en primavera… ¡Pero en febrero ya no hay trabajo!”

Apretando el hatillo se iba sin decir palabra, con los ojos llenos de lágrimas y el corazón dolorido… No recordaba nada de su padre, murió cuando él tenía 2 años, y ahora se veía obligado a dejar a su madre y a sus hermanos… Sólo le consolaba pensar que ahora podría encontrar trabajo y proseguir sus estudios para ser cura sin que Antonio le gritase a cada paso.

Por fin, encuentra trabajo en la granja de los Moglia, y allí trabaja durante tres años. Sus patronos están contentos con su trabajo y le tratan bien, pero el deseo de seguir estudiando es fuerte.
Un día, su tío Miguel pasa por la granja a verle, y decide llevarlo de vuelta a casa. Pero Antonio sigue oponiéndose a la idea del estudio, así que con el apoyo del tío, logran un acuerdo, Antonio no tendrá que costear los estudios de Juan.
En noviembre de 1829 se hace en Buttigliera, un pueblo cercano a I Becchi, una predicación excepcional a la que también acude Juan. Todo aquello que escuchaba le hacía desear conocer más cosas sobre Dios. Aunque había oído cosas nuevas, le daba la sensación extraña de comprenderlas sin dificultad.
¡Si pudiera al menos, enseñar a sus compañeros esas verdades! ... Pero... ¡qué pena!, había en casa una cabeza terca como una mula: Antonio. El hecho de ver a Juan con libros le ponía furioso.
Iba con estos pensamientos que le afligían, cuando, en ese momento se le acercó Don Calosso, el nuevo sacerdote de Morialdo, aldea muy próxima a la suya. El sacerdote tenía ya 70 años. Con algunas palabras, el buen hombre le preguntaba a Juan lo que había podido comprender de los sermones. ¡Cual sería su sorpresa al ver que Juan le repetía los sermones completos!, y también su deseo de estudiar para sacerdote. Don Calosso habló con Margarita y, a partir del domingo siguiente, Juan recibía las primeras clases en casa del sacerdote. A su lado pudo gozar de la presencia de un verdadero padre, gracias a él descubría Juan Bosco lo que era una verdadera espiritualidad. Fue curioso descubrir que D. Calosso se llamaba Juan Melchor, como él.

No había pasado mucho tiempo cuando, los vecinos, alertan a Juan para que vaya corriendo a casa del sacerdote. Él deja todo y llega a la carrera, pero el estado de D. Calosso es grave, tiene dificultad para hablar, pero logra darle la llave de una arqueta donde guarda 6000 liras. Los allí presentes entienden que su deseo es que Juan tome ese dinero para continuar con sus estudios. En cambio, Juan entrega la llave a los herederos, no quiere nada de lo que hay en la arqueta.

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